martes, 24 de agosto de 2010

Un Ángel. Sebastián Alonso Corral. Argentina/España



Es poesia,
es amor,
es soñador,
es como el licor necesario para vivir sin
dolor.
es el maestro natural
es la luz que refleja en un manantial
con él puedes ir a donde tu quieras
el te llevará de la mano
para enseñarte todo lo que sabe, si eres buen alumno,
aprenderás con el agregado virginal.


-20-08-2010.-

sábado, 21 de agosto de 2010

Eulogia

Eulogia.

Eulogia era una mujer mayor. Vivía en una vieja casa de Liniers. Su marido había fallecido hacía varios años y sus tres hijos cada tanto iban a vivitarla. También llevaban a sus nietos.
Una mañana fué a una carnicería ubicada a pocas cuadras para comprar algunas milanesas. Mientras caminaba vió que un pequeño perro avanzaba detrás suyo. Y por el collar que llevaba puesto le pareció que estaba perdido.
Al rato se detuvo en una esquina a esperar que pasaran los autos. Observó que este también frenó su marcha y comenzó a mirarla inclinando la cabeza. Como si buscara protección.
Mas tarde, cuando ya se hallaba de nuevo en su hogar, no solo le dió agua y gran parte de su comida. Sino que además había decidido que a partir de ese instante aquel animal viviría allí.
Hasta que de pronto escuchó que alguien toco el timbre. Fué a fijarse y vió que era un hombre que tendría mas o menos su misma edad. Quien le dijo que buscaba a un perro que se le escapó de su casa a la mañana y no sabía donde podría estar. Entonces ella lo invitó a que pasara, le mostro el animal y resultó ser el de él.
Luego ambos se quedaron hablando un largo tiempo. Este también le contó que estaba solo, que su esposa murió hacía alrededor de una década en un accidente automovilístico y que su hija vivía con su marido en Estados Unidos. Razón por la que la veía solo unas pocas veces al año.
Luego Eulogia lo invitó a que se quedara a almorzar.Desde entonces los dos empezaron una nueva relación. Ella puso en venta su casa y se fué a vivir a la de él. El perro pasó a ser de ambos y compraron otro cachorro para que lo acompañara.

A TAJO ABIERTO...


A tajo abierto, día a día 
Se desploma y se alza una esperanza
A tajo abierto donde arrodillada 
llora la madre, la hermana , el hijo , la mujer
A tajo abierto la tierra empecinada
En una gran dentallada de sus entrañas
A los pequeñitos , hijos de piedra…
No los quiere devolver…

A tajo abierto hombres mineros 
dando la vida
Desde el alba al anochecer
Curva la espalda ,deformes las manos
Sacando por siglos riqueza cuprero en flor
Llevando en monedas casi de hambre
El digno pan , vestido y calor…

Boca pétrea , impasible , tosca 
De tantos temblores estremecida
Desatadas de sus ensambles 
Desbaratada por la pica …
Dinamita en bocanada regando 
El brillo de cobre y oro 
Enmarañada sustancia carcomida
Cobra sus tributos por otro amanecer
Atrapados en su entraña 
Muerte en vida 
La impotencia ante el macizo diamantino 
Hace al hombre comprender
Poder que no tiene sobre Tierra viva
Poder que a los más pequeños 
siempre hace padecer…

Magna luz al alba , el ruego
Magno corazón de pueblo 
Poderoso reguero de amor en carrusel
Lleve el hálito , el viento , la vela 
La sustancia de energía que recorre la vida
Que yace en las partículas de la roca
Y que a pesar del dolor y la angustia 
De larga espera 
Amor que se funda en plegarías fecundas
Abran sus ojos al día mis hermanos
Resista su corazón de minero 
Y se refuerce tesón pirquinero 
Para que en mesa de sus amores
Vuelvan mañana a comer…


(Dedicado con todo mi fraterno amor a los 33 mineros
que aún están bajo tierra...)

martes, 17 de agosto de 2010

Omar y Monica

Omar y Mónica.

Omar y Mónica se conocieron hace cincuenta años. Fue en un corso de la Avenida de Mayo. Ella había ido con sus padres, una hermana y una prima. A la vez que él lo hizo junto a unos amigos. Desde entonces no dejaron de verse. Iban al cine, a bailar o compartían tardes de mate en la Costanera.
Luego se casaron y se fueron a vivir juntosal barrio de Flores. Omar se recibió de odontólogo, mientras que Mónica se dedicó siempre a las tareas de la casa. Mas tarde tuvieron dos hijos. Los cuales con el paso del tiempo crecieron y se independizaron hasta marcharse del hogar.
Actualmente estaban jubilados. Omar de vez en cuando mataba el tiempo ayudando a atender el kiosco que tenía Sergio, el mayor de sus hijos. A la vez que Mónica generalmente iba a la casa de Javier, su otro hijo, donde se quedaba horas entras tomando café con la esposa de este mientras jugaba con su nieta.
Tambien concurrían a un club que quedaba a pocas cuadras. Allí hablaban con gente de su misma edad, jugaban al dominó, a las cartas o compartían salidas.
En su casa estaban siempre solos. A exepción de las veces que venían sus hijos a visitarlos. Miraban películas sentados uno al lado del otro en un sillón que tenían en el living, tomaban mate mientras escuchaban la radio o iban a hacer las compras agarrados de la mano. Tampoco faltaban los Domingos en los que se pasaban horas enteras mirando fotos y recordando viejas épocas. Como el viaje que hicieron de luna de miel a Mendoza, su viejo Fiat 128 o el verano que fueron a Mar del Plata junto a una pareja amiga. Donde con la plata que habían ganado en el casino decidieron quedarse una semana mas.
Se levantaban y acostaban los dos a la misma hora. Antes de apagar la luz de la pieza casi siempre se daban un beso. Ademas de decirse que se querían y que no podían vivir el uno sin el otro.
Un día Omar se desmayó. Había sufrido un derrame cerebral, lo que hizo que lo internaran. Durante ese tiempo Mónica no paraba de llorar. Pensaba todo el tiempo en su marido, en que se recupere pronto. Sus hijos la llevaban a visitarlo pero no tenía sentido. Este estaba quieto, con los ojos cerrados y lleno de cables.
A las pocas semanas Omar murió. Su esposa apenas se enteró sufrió un infarto que le puso fin a su vida.
Con el paso de los años en el pequeño jardin que tenían en el fondo de su casa crecieron dos árboles. Estos a veces emitían un extraño sonido, como si se estarían comunicando. Y por las noches ambos se inclinaban hasta lograr que sus ramas se terminaran rozando.