Me quedaré en este azul que me contiene
sustento de mi cántaro
de mis adentros y lo de fuera
aunque me azoten los resabios de un dolor
o me sostenga la levedad de una sonrisa
y que de ese silencio despiadado no sabré
confirmar unas ínfimas razones
que ya me saben innecesarias
por las que días me fui deshaciendo
enredada en conjeturas amargas
pero que a este hoy ya no retengo
ni cabida a la memoria le doy pasada
y me quedo en la condición de atardeceres necesarios
en los latidos de las gotas de agua
en la piel trashumante de la piel esteparia
por el bosque azul donde la sangre
se torna el río de celestes mariposas
que almacena la sustancia del alma prioritaria
y elevan en un son de violín la melodía
de todo lo que contiene la voz
que desnuda su liquidez viva
y se diluye chispeante para la sed
de quien ha de beber en su agua.
Meulen/2014