sábado, 30 de julio de 2011

Historia de una noche



Historia de una noche.





 Pablo llamó a su novia para encontrarse horas mas tarde en un bar de Palermo. Se dió una ducha y a los pocos minutos ya estaba fuera de su hogar. En la calle no había nadie. Solo se oía el viento que chocaba contra las ramas de los árboles.
Atravesaba un galpon abandonado cuando descubrió que detras suyo, a una corta distancia, lo seguía un hombre de saco y pantalon negro. Quien iba acompañado de un perro que caminaba a su lado. Aceleró la marcha pero comprobó que era en vano. Estos se hallaban cada vez mas cerca. Llegó a la esquina y dobló por allí. A los pocos metros se detuvo a esperar el colectivo que lo llevaría a Palermo. Miró hacia todos lados con la intención de encontrar a ese individuo pero no lo volvió a ver. Luego subió al ómnibus.
Mientras viajaba hubo un instante en el que este frenó frente a un semáforo. Allí alcanzó a ver que, sentado en el umbral de un viejo caserón, se hallaba ese mismo hombre. Se quedó sorprendido. No sabía como pudo haber hecho para llegar a ese lugar con tanta rapidez. Intentó consolarse con la idea de que solo se trataba de alguien parcido. Que no era él. De modo que lentamente fue tranquilizándose y pensando en otras cosas.
Cuando bajó tomó por una plaza que tenía escasa iluminación. Solo la habitaban unos cirujas que dormían en el pasto. Oyó pasos que avanzaban a sus espaldas. Giró su cuerpo y vió otra vez a ese individuo junto a su mascota. Empezó a correr.
Ya los tenía encima cuando pudo alcanzar la avenida que se situaba al final . La cual contaba con varios negocios y gente caminando. Al volver la vista comprobó que estos en vez de seguirlo empezaban a retroceder. Caminó unas cuadras y llegó al bar donde se encontraría con su novia. Como aún no estaba se sento en una mesa a esperarla.
Lo tenía bastante preocupado esto que le ocurría. No tenía idea quien era ese hombre o por que lo buscaba. Menos aún los motivos por los que aparecía siempre en lugares poco poblados.
Al rato llegó su novia. Pidieron café con medialunas y se quedaron conversando un largo tiempo.Después fueron al cine. Cuando salieron la acompañó a una remisería y se despidieron. Luego tomó el colectivo que lo dejaría de nuevo en su casa.
Al bajar comenzó a caminar por una calle que por esas horas se hallaba desierta. De pronto sintió que alguien tosió. Se dió vuelta pero no pudo ver demasiado a causa de la intensa niebla que había. Apuró el ritmo.
Una vez que atravesaba los últimos cien metros escuchó una voz. Miró hacia atrás y halló de nuevo a ese individuo. También observó que su perro avanzaba a gran velocidad, tenía la boca empapada de espuma y no dejaba de ladrarle. Siguió corriendo hasta sentir como los tarascones que daba le rozaban la ropa.
Fué en ese instante cuando logró ingresar finalmente a su hogar. Allí se preparó un te y se quedó un largo rato sentado en la cocina. Después se acostó.
A la mañana siguiente apenas se levantó caminó hacia la vereda creyendo que encontraría marcas en la puerta o algún otro tipo de desorden. Hecho que jamás ocurrió. Durante el día habló de todo aquello con amigos, familiares o compañeros de su trabajo pero le dijeron que nunca les pasó nada igual.
Las semanas transcurrieron con normalidad sin que Pablo volviera a ver a ese hombre. Tampoco tuvo que afrontar jamás algún episodio similar. Lo que lo llevó a dudar acerca de que si fue algo que realmente le pasó o si se lo imaginó.

2 comentarios:

Meulen dijo...

Extraño e inquietante tu relato...
aunque tengo mis teorías mejor las paso por alto...

y espero que esas circunstancias no se me atraviesen por el camino
a menos que no me de cuenta!

saludos!

Gustavo dijo...

Hoa Maulen com estas. Y onda que lo deje para un final abierto. Que juzgue el lector. Fue un sueño, un acto de locura, etc
Te mando un abrazo