sábado, 27 de febrero de 2010

A VIRGINIA ORBISON


CANTADO POR LOS ANGELES

SONETO

Imágenes celestiales resplandecen en la oscuridad
se levantan hacia el centro del mundo,
vislumbra a los seres humanos
lo mas generoso que el amor puede crear.

Brilla el celestial sonido cantado por los Ángeles
el canto de las aves entonando,
con la música y el color de la vida.
el amor a Dios sembrando.

Ante ti me inclino por tu sabiduría y esplendor,
fuiste la magia de la naturaleza humana
en alma y espíritu soy tu devoto servidor.

Has plantado tu semilla en medio mundo
no pudieron contigo los depredadores,
fuiste la sembradora del amor profundo.



Sebastián Alonso Corral-10-01-2010.-
Con admiración y devoción a:
VIRGINIA ORBISON
Icono de la FE BÁHÁ’I’

viernes, 19 de febrero de 2010

En una tarde de verano.

En una tarde de verano.

En una tarde de verano
me decidí por escribir esta poesía.
Mirando los árboles y escuchando a los pájaros
que con su canción me hacían compañía.

Imaginando cuando hayan pasado mas de mil Sábados
de que modo encontraría a mi vida.
Si mi corazon alguna vez latiría en vano
o si se hallaría saltando de alegría.

En una tarde de verano
me decidí por escribir esta poesía.
Sintiendo como el viento acariciaba mis brazos
mientras el sol dibujaba todo el paisaje desde arriba.

Pensando en los momentos que por el camino se fueron cruzando
para luego archivarse en la bolsa de manera definitiva.
Y viendo como el tiempo anda tan acelerado
que ni siquiera llegamos a notar lo rápido que camina.

Por eso te digo a vos que estas del otro lado
que no dejes de bailar durante el tiempo que le resta a tu vida.
Sin dejar para después lo que hoy pudiste haber realizado
porque cuando uno se va ya no hay nada que le sirva.

jueves, 18 de febrero de 2010

REPORTAJE EN LA TELEVISIÓN DE CASTILLA Y LEÓN SOBRE EL LIBRO SOLIDARIO PARA HAITÍ

Reportaje que me han hecho en la televisión de Castilla Y León sobre el libro solidario para Haití, es un avance cuando pueda subo mas.  Agradecer que nos hayan realizado este hermoso reportaje, de esta forma la iniciativa se moverá más y seguro que acuden en nuestra ayuda para que el libro llegue a donde merece. Es tan especial…





SILVIA OCHOA AYENSA

miércoles, 17 de febrero de 2010

HÉCTOR CEDIEL



Hoy me llegó un correo en el que se me enviaban cincuenta escritos, el autor  Héctor Cediel  me invitaba de esta forma a conocer sus escritos y no solo eso me los cedía para que los diera a conocer en el blog, entre amigos, entre aquellas personas a las que les interesara pasear por sus paisajes esculpidos en forma de palabras, palabras que cobran vida más allá del papel.  Yo no me lo he pensado dos veces y he decidido que lo conozcáis a través de sus palabras, yo ya me he adentrado en ellas y tengo que decir que me han enamorado,  un gran descubrimiento que deseo compartir con todos vosotros.  Ahora sois vosotros los invitados, si os gustan tenéis la labor de compartirlos, un bello gesto.
Sin más os dejo con el autor.










¿QUIÉN ES HÉCTOR CEDIEL?

SOY CEDIEL. HÉCTOR CEDIEL

Soy Cediel. Héctor Cediel
He vivido para mis versos
y por eso brota sangre turbia
por entre las comisuras de mi corazón
Soy la sonrisa de las historias viejas
El poeta a quién se le mueren los sueños
y se le derrumban los castillos de azar
Soy un sobreviviente de la guerra sucia
Aún me acecha el hambre de los buitres
Los amigos ya no tocan a mi puerta solo me rodean extraños desde que despierto
No sé qué germinará de la tierra mañana
Ni imagino al mundo engendrado por el odio
Mis amigos del alma se han silenciado…

Ahora invento a La Primavera
Hace Sol, pero son tiempos invernales
Las manos de nuestras almas se ensuciaron
Con la sangre de la inocente indiferencia
Las herraduras de la muerte tallaron
Un camino infame hacia la vergüenza
La patria da bandazos como un ave herida
Abandonada a la deriva por la cobardía

Todo mi dolor y heridas son poesía
Hasta el amor fue despiadado
mordiéndome los labios
o arrancándole placer a mi piel con las uñas

No soy viejo ni joven, pero contemplo
Desde las ruinas el umbral de la muerte-vida
Me desnudo. Me despojo hasta de la última prenda
Y le grito al amor que no se muera

Soy Cediel. Héctor Cediel

Y… ¿Quién es “El loco” o “El Perro Vagabundo”?

Héctor “El Loco” Cediel o “El Perro Vagabundo” como le dicen algunos, es hijo de la costa, del Tolima y de Cundinamarca; nació en el año 1951. Publicista de profesión y escritor de corazón, vinculado a la Casa de Poesía Silva, desde hace más de 20 años…El Loco regresó 4 veces del infierno y 4 veces lo devolvió el averno de sus fauces; luego escribió Poesía Prohibida de un perro vagabundo, Palabras de amor de un perro vagabundo, Cartas y otros poemas de un Perro Vagabundo y Andanzas de un perro Vagabundo…que fueron un éxito editorial: ¡Todos se los robaron! y los pocos que se salvaron, se los regaló a conocidos…ahora tiene listo para editar: Cartas de Amor de un perro Vagabundo y para Internet, para una página de erotismo, acaba de escribir cartas extensas sobre El Diván Rojo…Palabras…Conjurando…
La melancolía…Testimonios…Cenizas…buceando…
El libro rojo de un diván rojo…que será su primer e-book…

Hagamos la historia a un lado y dejemos que el siguiente texto nos dé una descripción más detallada…

A MI AMIGO EL LOCO O EL PERRO VAGABUNDO…

Loco, soñador, audaz
Vertiginoso torrente de energía
Trepador de montañas
Conquistador libidinoso de doncellas
Violador de preceptos
Y de esquemas cotidianos
Emprendedor de historias
Y negocios millonarios
Padre putativo
De los damnificados de Armero
Soñador viajero
Del agente del tiempo y del espacio
Escultor de bronces brillantes
Fotógrafo de gigantescos genitales
Amante de mujeres solitarias
Educador de impúberes
Guía espiritual de señoras hipocondríacas
Vendedor de imposibles
Mago, hechicero, alquimista
Poderoso, dandi
Buscador, militante, fanático
Prosélito, armador, pastor
De una islita subterránea
Donde se cambia el alma a quién lo pide

El Loco nació en luna llena
Por eso ríe siempre
Era verano cálido
Y la primera mujer que miró
Desde su cuna:
Le alborotó sus sentimientos

El Loco recorre
El laberinto de la búsqueda
Él, hijo del siglo XX
Habla con la velocidad del rayo
Arma y desarma astilleros imaginarios
Proyecta al universo
Sus descabelladas historias
Comulga con la diaria
Elección de la vida
Llora, se canjea, se vende
Entierra sus tristezas
Y resucita inesperadamente
Un día cualquiera
En las puertas del universo

Mi paz
Mi energía
Mi plenitud
Con profundo aprecio

Manuel Rivas
A LAS FLORESTAS DE LAS ALMAS

A los árboles de Campo Bello
Y a la poeta Graciela Rincón Martínez
Una amante de los árboles

Cuando germinó la primera semilla del azul, nació la vida que agoniza y que se extinguirá cuando desaparezca el último árbol.

He visto el milagro del germinar a las semillas; ver como brota una delicada raíz que taladrará a la tierra y el que será un vigoroso y enérgico tallo; lo imagino robusto, lleno de ramas, dando frutos o simplemente hojas y hojas, hasta transformarse en una enorme sombrilla verde y en un mar de suspiros de vida.

Soy el eco de las voces que escucho, cuando la tierra gime como una criatura maltratada, ultrajada sin piedad o con la más mínima misericordia.

Mi memoria intenta rescatar del olvido, las imágenes de algunos cuadros: el ordeño donde doña Delfina, la toma del agua en el pozo y la carretilla de guadua; las fiestas con vaca loca y castillos pirotécnicos, las procesiones; la huerta de la abuela y las huidas del bobo del pueblo, que eran grandes escapadas de las rabietas de “Arturo Maduro”… a veces percibo el aroma del chocolate, de la aguadepanela o de los tamales…

Crecimos revoloteando como abejas y sonriendo como sandias partidas en dos… como mamoncillos, anones o guamas…

Como olvidar el canto de los toches y de los turpiales; a las gallinas siempre rebuscando lombrices o granitos de maíz o el canto de los gallos pasándose la voz de finca en finca… o el olor fétido de las cocheras… o el aromatizado olor del jarro con leche recién ordeñada…

Quisiera con lágrimas resucitar mis recuerdos. Las hojas del tiempo fueron cayendo una a una; así como fueron desapareciendo personas o simplemente se esfumaron entre los espejos laberínticos del olvido; ni siquiera recuerdo los nombres ni las fechas en las que me cosieron las heridas del alma, dizque para que cicatrizaran más rápido.

No sé si culpar a la muerte de los recuerdos que se borraron. Aún escucho crepitar a los leños del árbol al que venció la edad y el cansancio… cuando un árbol no desea vivir más, simplemente se seca.

Jamás me imaginé que un árbol escuchara tantas conversaciones y secretos íntimos; cuantas ilusiones, cuantos sueños nacieron, cuando nos sentábamos a contemplar al río, al paisaje o a imaginar nuestro porvenir en la ciudad.

Poco recuerdo del niño que fui. Me siento envejecido como un anciano árbol, cansado de dar pasos necios…

Jamás imaginé tanta sabiduría, encerrada dentro del silencio de un árbol; tantas respuestas o sugerencias abstractas como las imágenes que apenas se distinguen entre la neblina.

No entiendo como pueden estar perdiendo batalla tras batalla, si los árboles son titanes inmovibles de la naturaleza; se aferran con sus raíces a la tierra como piedras soldadas con garfios al cemento…

Me encanta escuchar al susurro cuando la lluvia cae sobre las hojas o cuando ventea una borrasca; me encanta comparar al cuerpo desnudo de mi amada con un soberbio árbol hermoso, frondoso, enraizado a los sueños más bellos; sin miedo al viento ni al compartir sus brazos, ni sus frutos, ni sus flores… me encanta el olor a vida y acariciar su piel y disfrutar del vello de sus sutiles fragancias…

Bajo la sombra de un árbol escribí mis primeros versos; mi primera carta de amor; con una amiguita nos besamos y acariciamos por primera vez y a la sombra de un árbol, enterré las cenizas de mi amado padre, para que estuviera cerca para siempre, de los paisajes que tanto amó…


El aroma de las frutas del viento se mezcla con los sonidos de los versos de las canciones que brotan de los corazones y las notas alegres de los tiples y las guitarras.

He aprendido a hablar con el viento, con las miradas, con los ríos y los árboles… para descifrar y comprender mejor a los silencios de las pieles.

Te deshojo como un otoño al que se le arrancan las hojas con la pasión de los ojos de los deseos, que brotan como caramelos del corazón.

Me encanta abrazarme a tu cuerpo mandarino, a ese tronco con sentimientos de naranjal… ignorar las espinas de ese cerco natural que te protege… saciar nuestra sed con el sudor de nuestra fatiga amorosa…

¿Qué pregonarán las flores de los naranjales o de los árboles de mango? Me imagino con los labios pintados con el sabor e sus senos, de sus bajos vientres, de sus ramas… de sus hojas…

Desconozco la edad que les habita por los anillos de los troncos; me maravillo contemplando el verde de sus cabellos y los momentos que paso embriagado por el aroma fresco de sus tiernas hojas; desconozco el poder de las fuerzas con las que se aferran a la vida y la pasión con la que le extraen la savia a la tierra.

Solo los naturistas me comprenden cuando me desnudo, improviso versos o danzo pisando como si fuesen flores a la hierba. Me siento como un río embriagándome con las sonrisas del viento y las flores del paisaje.

Cuando estoy triste, me siento sobre una rama a contemplar la laboriosidad de las hormigas, que son una metáfora a la persistencia. Pocos saben que es cargar durante una vida, un dolor en el alma. No sé para que les sirven las alas a mis lágrimas. Sueño que soy libre de todas las sombras frondosas a las que renuncié, pero al despertar: siempre la realidad me soborna una vez más.

Cuando mi corazón descienda a la tierra, quisiera hacerlo cantando como los pájaros o como el festín que arman las tilapias en el lago, cuando les lanzamos el alimento como si les hubiéramos roto una piñata; quizás para ellas sea el maná y no la zanahoria que las conducirá hacia el holocausto, donde la supervivencia ignora al dolor y a los absurdos genocidios por los que alabamos a un Dios misericordioso y de quién estoy convencido, que padece de azhaimer o que murió hace varios siglos…

Nada me duele más que ver la agonía de un árbol; muere con dignidad, así se reduzca a un hermoso chamizo; a una osamenta donde la belleza no desaparece, mientras que el tiempo, como una indolente caldera se lo devora con lengüetazos de fuego.

Me siento como un heraldo negro cuando escribo o malgasto hojas de papel; que son más que la sangre o la piel que se arrancó a los árboles que sacrificamos, en el más absurdo genocidio contra la vida.

No se si sean los pararrayos de nuestros suspiros o de las miradas enamoradas cuando recordamos y añoramos a nuestras amadas; a esas vaginas generosas que solo nos piden besos y caricias cuando nos pasan cuentas de cobros…

No se si los árboles son los palacios de las hadas o de los duendes; no se si las lagrimas de los árboles se transforman en hojarascas…

Sobre la corteza de un árbol escribí tu nombre y el mío, para que permanezcan como un grito vivo de los silencios de mis sentimientos. Algún día alguien intentará descifrar quienes fuimos, porque solo talle nuestros primeros nombres; ellos permanecerán como una carta sin abrir, navegando por el mar del tiempo, a merced de los pasos de nuestro amado árbol.

Mi tristeza cruje como un montón de hojas secas; convoqué en vano a los colores del arco iris, para pintarle como una máscara amazónica, el rostro a mi tristeza. El viento arrastró todos os motivos de risa.

Imagino a los hijos de los hijos de nuestra sangre, construyendo una casita en el aire, entre los brazos de esta hermosa Ceiba; como las palmeras que sembramos para conservar un testimonio vivo de nuestros recuerdos o esas imágenes que arrastra el río ¡hace tantas cosechas! ¡hace tantos soles y lunas! Que mi alegría desapareció, tomando un rumbo desconocido…

Mi amado Coronel, ya no soy una hoja verde de tus sueños; hoy me siento como un viejo árbol cansado de dar pasos a diestra y siniestro. Le he extraído como las abejas, todo el aroma a la vida; todo el perfume a los sexos de las flores; todo el color a la eternidad que comienzo a escuchar como un saxo, que interpreta versos mirándome a los ojos. No se si pueda disfrutar por mucho tiempo, de la belleza de los árboles de Campo Bello.

Quisiera hacerle el amor a uno de mis pecaditos mortales, cerca al murmullo de las aguas de la quebrada o en el kiosco del lago, bañados y cobijados por la luz del Sol abrasador de media noche; embriagarnos con el encanto de los besos y la desmemoria que nos desconecta de la realidad. Quiero comportarme como un ave de rapiña, engolosinado con tu carne. Vivo tu sexo como un huerto lleno de frutos para un hambriento. Sé mía. Sé mía. Soy como un perro vagabundo o un pájaro carpintero hambreado.

Deshojémonos como abejas libadoras ansiosas; hagámonos el amor con la avidez de una pareja de resucitados o la sed del desierto al cruzarse con un río en el camino. Embriágame con tu savia, incéndiame con el fuego del vino de las palmas; como el agua de los frutos de los cocoteros, que me aprisiona a sus pezones… Amémonos. Soy todo tuyo. Sé toda mía. Extasíame y enajéname con el licor que se añejó dentro de la cava de tu cuerpo.

No me rechaces como una manzana, una pera o una ciruela con un gusano. Apiádate de mi hambruna. Soy inocente como los árboles que caen vencidos por la fatiga. Mírame como una pagina en blanco para escribir tus versos; como esas esquelas que nacieron para solo escuchar palabras y suspiros amorosos.

La vida me habla con la pasión de su sexo, con la ternura del viento, con la sabiduría de los árboles. La vida se viste de fiesta con los colores de las flores; ¡Las mujeres!!!! ¡Todos los seres humanos!!! El cielo me regala hermosos cuadros con sus nubes, bellísimos paisajes y hasta me despierta del ensueño con sus rayos o relámpagos; mis palabras son leves e ingenuas, pero expresan lo que han captado o aprendido mis sentidos… incluido el sexo sentido…

Me encanta el color lapislázuli de mis sueños; los verdes esmeralda de las copas de los árboles o de las huacas naturales de nuestra tierra; me encanta construir sobre el viento, para contemplar los arreboles o el sol de los venados; mientras libo sensaciones sobre la piel desnuda de mi enamorada. Soy un pájaro que me como con los mejores ojos, el sabor del mango, de las papayas o de esas deliciosas sandias, que me exhiben sus piernas y sus bustos como deliciosos melones; me fascina picotear sus carnes y libar con pasión sus bocas. Toda mujer es vino hembra, cuando nos desvela con la frondosa floresta o el boscaje espeso del oasis íntimo de sus cordilleras.

Las cosechas adornan con luces o colores casi navideños a los guayabos, a los mangos, a los naranjos y mandarinos. El aroma surrealista de los frutos maduros, se esparce sobre la piel de la tierra, que ansía ser llovida. Una fragancia a mujer en celo me llega, como las melodías lejanas de una canción de amor; ahora comprendo el amor de mi padre por el campo y los caminos reales.

Hoy desperté sintiéndome pájaro; abrí de par en par las piernas de las ventanas y me crucifiqué al viento para sentir: a la vida viva. Cuando uno se desnuda con la misma ingenuidad de la naturaleza, es porque ha despertado a la realidad de la vida; es porque ha madurado como una buena cosecha; el amor siempre será una sinfonía sinfín de colores y sensaciones… una experiencia amazónica…

Tu falda esconde como los pétalos de las flores:Tu sexo. Ese volcán de árboles y gritos desesperados de la tierra y de tu cuerpo; Ese mundo rico en absurdos que esconde a una niña, que ansía transformarse en mujer, porque la vida la hizo hembra a la fuerza; madurar no es envolver a las personas en absurdos papeles, como cuando envolvemos algunos frutos verdes, para madurarlos forzados.

Eres la semilla de todos mis frutos. Dentro de tu corazón siempre duerme un árbol, una rica cosecha. La tierra se eterniza aguardando nuestros pasos; nos regala su carne para que nuestras ilusiones depositen sus semillas. Soy un huerto de labios abiertos a las hambrunas de las aves.

Silbo para romperle el miedo al silencio. Salto como una cascada suicida hacia el vacío o como un ángel de piedra en piedra, hasta alcanzar la piedra de los suicidas. Me levanto del sarcófago como un resucitado por tus ardorosos besos. Mi infancia ahora es muerte y mi futuro: Un otoñal atardecer a la media noche; un árbol sin hojas verdes y sin citas con el futuro; un absurdo chamizal de recuerdos muertos.

Añoro la pulpa roja de la sangre de tus besos y el fuego que engendra tu carne, cuando se hambrea en el equinoccio de la alborada; ansío ser el falo que se clava en tu cuerpo, como un tótem tallado por una imaginación perversa; me entristece sentirme como un árbol lleno de ramas estériles, musgos y parásitas. ¡Mi corazón ya no es una flor de cinco pétalos!

Tres veces ayudé a sembrar tomates y tres veces fueron cosechas fallidas; una por exceso de agua, otra por defecto y otra por voluntad divina.”De la tierra brota la pobreza del pobre” pensé en la última siembra. El campo: es la más acertada metáfora del azar de la vida y del destino; pero tú, mi amado árbol, permaneces como un coloso centauro indiferente al sol, a la sed, a la lluvia o al frío… a las miradas indiferentes… a las caricias necias… al terror que inspira una motosierra.

Solo renazco en el amor como la vida cuando llega la primavera o la época de las lluvias. Me encantan las comidas con aroma a leña y sabor a frutos frescos de la tierra; el contemplar a las guacamayas y a los tucanes como si fuesen aves del paraíso; me fascina observar el cortejo de los pavos reales, impresionando a sus hembras con espejismos fantoches o la inocencia de los conejos criados en galpones, que solo es comparable a la de los infantes.

La eternidad es una noche en vela de desamor; nada es más fugaz, que una noche de amor bajo las estrellas. He sido fruto y río. Un mar de soledades y desencantos. Una villa habitada por miedos extraños.

He absorbido como vino, el amargo de mi sangre. Ni una rosa blanca, ni una novia vestida de blanco; la vida se carcajea como una irónica hiena. Recuerdo cuando le arranque todas las hojas a un arbusto marihuano, para que gritara o me implorara misericordia; quedé frustrado como un verdugo al que se le muere la victima, sin decirle ni una palabra; pero le deja grabada en el pensamiento, una mirada que lo desvelará durante el resto de su vida.

Envidio el temple o la dureza del carácter del guayacán o del roble; las rosas a pesar de sus espinas: son demasiado débiles. No conozco al primer árbol que sea invisible a nuestros sentimientos; es irónico que el mundo que ha sido su verdugo, dependa día a día más de ellos, para poder sobrevivir. La amazonía no se puede transformar en un mar de verdes muertos ni los pulmones del cielo, pueden toser más como tísicos; tenemos que respirar vida, enamorarnos del amor y de los árboles, si deseamos subsistir. El talar la selva es apostarle a la muerte, el suicidar por asfixia a los hijos de nuestros hijos; a ser maldecidos, por la sangre de nuestra sangre.

No sé cuando regrese al bosque en la montaña para desnudarme y acostarme sobre el tapete de musgo a sentir la piel de la tierra, al aleteo de las plumas del viento… Añoro alucinarme con la belleza de los verdes; extasiarme con el contraste de la naturaleza salvaje con la sensualidad de la piel… volver a comulgar con el amor, con la vida, con la tierra, con los árboles… Cuando germinó la primera semilla, nació la vida que agoniza y que se extinguirá, cuando se apaguen las motosierras al derribar el último árbol. Amen y amén.


Hector J. Cediel Jr

h.cediel@emrtallercreativo.com
hectorcediel@gmail.com

domingo, 14 de febrero de 2010

Plaquette de "letras esquívas" de Collado Ruiz




Ayer acabó el tiempo de maduración para sacar al aire la plaquette “letras esquívas”.
Siguiendo el camino más rápido y económico en tiempos de crisis. Una edición austera y sencilla. Hecha para dar a conocer una obra que ya necesita calle.
Ser expuesta, exponiéndome.
Inicio así una serie de recitales informales con 19 poemas ya leídos en su mayoría y vistos por muchísimos amigos y colegas. Bajo el visto bueno de la crítica de mi mentora, la poeta y colega maestra, Olimpia Badillo Iracheta.

Gracias a Dios, que compensa los infortunios y los esfuerzos.

Gracias a los amigos que alientan.

Unas enormes Gracias a la propietaria de esta página, por su apoyo.
Angel

viernes, 12 de febrero de 2010

Poemas de María Eugenia Caseiro





Antecedente y morfologías
María Eugenia Caseiro



Antecedente y morfología de la fobia I

Vida no vivida la suya que no se conoce,
su fantasma no quiso desplazarse
con el pie colgando
convertido en acertijo.
Pensó que en sus semillas pudo crecer la violencia;
no corrió el riesgo de afrontarse.
Siendo apenas prisionero de la fobia
planeó la fuga sin mover la distancia.

No alcanzó a correr por miedo a la prisa de perderse
a pesar de haber aprendido a numerar.
No tuvo tiempo
nunca el tiempo de inventarse
por no entender cómo salir del escudo
con el freno ajustado
y las polainas sin brillo resbalando en la era
por donde se le hizo el orificio a la capa de ozono.

Pensó que su mansión era el desánimo
que su única verdad era el cansancio y sus escombros
transitaban recorriendo a ciegas el tablero de las postraciones,
pero no era bueno navegar sin nombre, y como siempre,
tuvo miedo de que el hueco de la vida no sirviera
para ensartar el hilo de su pie colgando.


Antecedente y morfología de la fobia II

Quiso ser una isla, un pez, un aguacero...
tal vez el planeta que fue verde y brillante,
pero nunca él mismo metido en el desuso de su cuerpo
inhalando los vapores de la amnesia
con la espada sin eco en el absurdo,
insinuado
sin nombre
para nadie
cicatriz del mundo,
sostener la pupila como perro que ambiciona huir
los dientes temporales
maleza por cabello
y la marea de sus días de invariable hechura
inundando el espejo que no le condujo a encontrarse.

Tuvo algunas rutas que fue descartando y no recuerda:
la calle donde parten las cenizas que ha dejado en el olvido,
un cielo ralo que recoge la pregunta sin alcanzar el labio.
Hoy se sabe mudo en el grito tan temprano deseado
mirándose desde otro ángulo colgado del destierro
como galeón sin alas.

Y por primera vez lanzado desde la ola de lo inmóvil
trata de orientarse sin hacer ruido ni ondas en el agua.


Antecedente y morfología de la fobia III

Los pasos sin ritmo
le arrugaron el pensar
ya seco enfermo de abandono
lenta recuperación de vaca flaca
-el hambre ablanda el carapacho duro-.
Ya todos los menguantes se le unieron
a la diestra y la siniestra
contagiados por las tribulaciones.
Y el zapato del otro que no llega
con el pie torcido a caminarle...

Y las jorobas de aquel hambre
se le fueron agolpando...
Pobre animal sin compromiso
la vida le cerraba la puerta
al mundo vino ciego
calcinado embrión del tedio.

Los perros de los pies
echados enfrente de la tumba
dormían a sus anchas.
¡Cómo duele la fiebre sin almohada!
¡cómo duele!



Antecedente y morfología de la fobia IV

Hoy le amaneció sin luz
por el orificio del abrigo.
Sustrajo lo pendiente
aplazado y sin fecha,
recordó que la ausencia puede derramarse
cerró las compuertas de su punto de vista
al tomar como algo lo que aún no encuentra.

Sintió pudor de asumir el desnudo
con la pena mojada en el café con leche,
la paciencia invulnerable,
el sueño cansado cada noche maldiciendo
la lentitud del zapato que jamás se escandaliza.

No hay que respirar, se dijo,
mejor será aguantar el estornudo
en el cansancio de temerle a nada,
al hambre y a la sed en el resquicio
en que se agotan las paredes
y el sol tuvo que salir atropellado…

Aquella voz no era su voz
y las letras de su nombre nunca fueron
un número capaz de atraer la buena suerte.


Antecedente y morfología de la fobia V

Encontró un punto de apoyo
en las nociones que nunca le sirvieron
y tuvo que anudar el karma
a su isla fechada por la muerte
lejos de los que un día le creyeron cierto.

Sintió apenas un instante admiración
cuando sus miedos
comenzaron a madurar en la rama,
un nuevo amanecer cubrió los pies
de lo que apenas duele
porque en ciertas estaciones,
ya nada prevalece.

Consumió su cárcel y su tiempo
en una rectitud marcada de constantes pausas.
Y para que nada sorprendiera el paso,
convexo y esponjoso como nube,
se abandonó a ignorarse.
Falso al extender los dedos sobre el polvo
bañado por la luz sin peso y sin obligaciones,
hilado en el instante en que un cadáver desaloja el aire
a contraluz e inmóvil en la cerradura
por donde nunca la existencia pasa.



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si me piden un poema con literatura

antes de resucitar en la camisa de fuerza
contagiada con terrible mordedura
me confieso sorda de visión y muda de ojos.
tal vez el bicho de un vocablo me picó
hace apenas una vida
y un desboque de pandemias me ha librado
de peores consecuencias.
he agotado el reuma del zapato,
y el ojo de las manos pide a gritos
espejuelos enguantados para hacer literatura.
el cuerpo, ya cansado de mi enojo,
busca en la mantilla de café,
un lapso para cobijar al sueño:
triste bicho sin hogar
que aprendió a vivir sin mí.
sólo queda aquello que no soy
descansado el carcañal de la escritura
-a espaldas de todos mis dolores-
sin cabida en el sarcófago de la existencia.
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Tarde y sin bolero frente al mar


Caminaba sin ti en el pentagrama
con mi perversidad a flote
y el bolero apagado
por la arena revuelta de mis pies.
Vino de pronto el mar
con sus deshoras;
escupió sobre mí
los peces que volvieron con tu olor
a pegarse en las paredes de mis ojos.
Tus hijos y mis hijos con sus perros
aullaron nuestra música,
vomitaron la bruma entre los dos.
Somos desde ayer
los que no estaban.



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Coyunturas


Cómo sujetar este antifaz
que resbala recorriéndome los huesos
hasta el póstumo grillete de la espalda.
Cómo acentuarle las facciones si se escurre
y en otra carrera inteligible
en que apenas soy un nudo, su garganta
me arrebata la memoria
en que yacen laberintos que recurren.

Cómo posponer la brevedad
en el tracto de las sienes,
si un troquel de sombras nos dibuja
y es auténtico ese hueco en la mirada.

Y es tan torpe este latido
sin la máscara
que se funde en el engrudo de mi ser.
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Hojas en blanco

Rameras de la noche sin consuelo
las notas del reloj que dibujaban
sus trípticos pendientes de la hora
buscaban el color desesperadas
donde el blanco,
tajo en la piel de las estrellas,
llovía sobre el papel
y las mudas madreselvas lo miraban.
Allá lejos tan lejos,
en una arista lunar
donde la blancura
prosigue su ruptura incontrolable,
un tren esboza carrileras
bajo el pulso sin tregua de la noche.
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Sonsonete

A la hora vertical que ya no duele
devuélveme sin laberintos a encontrarte
arrancado fucilante a contraluz el verso.

(Tu voz cayendo al infinito fruto alado nomeolvides nunca
bruñéndome la oreja).

Bostézame tu amanecer en la quijada
crujiendo tan sublime ambigüedad al dente
tuétano del gesto.

Tras ese dulce cadáver de compases se me van los dedos...
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perxistencial

aún queda la memoria
en un piélago interior de tiempo,
y está a salvo aquel lugar donde el olvido
no alcanzará jamás las curvas del reloj,
aunque cierre amargamente la cortina
esa infausta eternidad
que es siempre noche.
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Maldición

Me copia interminablemente
el retoño donde prolifero
hasta los retratos.
Si en el fondo
como esa medida en que corro
- sangre vieja -
no estuvieran
las mujeres que me asaltan,
borraría la arcilla del linaje.
Pero abundo sin saber qué hacer
lluevo sinfín como costumbre
lanzada eternamente sobre los espejos.
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Voces

Esa voz que fractura la sombra
y deja por detrás
un humo tan pesado
como si le crecieran piernas
que nos quieren alcanzar
llega, al parecer, desde la noche.
Un cordón invisible sostiene algo de luz,
pero la carga trazada por el miedo
enfunda en barullos otra voz
y por mucho que intente raspar la telaraña
ese agudo silencio, que es de plomo,
corta intenciones en el aire.
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cábala para la gallina blanca

la gallina puede
ser tan blanca
como la noche más noche
como la línea tan curva
de mi almohada
(de tu almohada)
en la polaridad
de alguna otra frontera
besada no tan lejos
de los que no entienden.

la gallina puede
morder el horizonte
perderse
morir
resucitar
doblarse
como cualquier otra gallina
no tan blanca
no tan mujer
no tan gigante.
una gallina puede
ser la honra o la deshonra
un mendrugo de pan
la horca
la falta de razón
el cruce de dos flechas
la eternidad de un nombre
terrible incertidumbre
tiempo
hasta un fragmento
-sabe sólo dios cuál-
de ese libro de salinger
que nos costó un lennon
el ocho de diciembre del ochenta.
la gallina puede
ser en el infierno
extraña cábala que ahoga.
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furnia

esa ciudad con alas,
la que escapa hasta del sueño,
apenas se bosqueja nos transforma
hipotéticos y tácitos cadáveres
retorciéndose en el vientre de la tierra.
no hay parís cercano
ni país
ni sombra, suerte, sino,
ni nosotros…
ni vallejos sedentes
en este inmenso hueco
con su noche en brazos.
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tangencial

…hay dedos que insaciablemente/
acechan el instante en que sea develada una medida/
una y otra vez/ a ras de las clavijas/ las teclas/ los botones…
van, celosas palancas que al correr obran en notas/

ese envión de los dedos que no escapa ya al instante
en que brota a lo espacial el punto de tangencia/
lleva voz de contrafuerte: al fin la música/
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escaparate

ciento un versos
cuelgan de las perchas/
en vano usar palabras
innomia/ diximia/ yocántaro/
no tengo qué ponerme
sobre este almohadón de huesos/
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anzuelo la máscara

anzuelo la máscara
que escurre la sal de estos dolores
la saco del mar de mis pupilas
la tomo del mentón
y en ese instante en que la noche
es punta en la flecha detenida
no para de llover
por el hueco de sus ojos.
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diabolus

las horas que hasta aquí
engarzan el poema de mis días
escapan del espejo
como el ojo apagado
de mi otra media cara
tras el perfil insomne
en que la oreja impávida
peremnemente escucha
la nota maldita
de la que habló chavarri.
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lágrima

metáfora inflexible,
la música se abre
en los vuelcos del reloj
y nutre en el destiempo
su lágrima virgen
viajando a la deriva.
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Leftovers

Nos trazamos diferentes;
él con su camisa fría,
yo con mi vestido incierto
escribiendo a la deriva
nuestros cuerpos.

Nos arrancamos los plazos
nos dividimos las fechas
nos destronamos del cielo.
El con la boca mentida
declaraba otro lugar.
Yo con el rastro perdido mendigaba
a la puerta de sus dedos
el hueso de su corbata muerta
el sudor sobrante de otro tiempo
el diente de sus ojos clavado en mi corteza
la alquimia de su boca arrancando mis botones…

y un refugio a la intemperie
en que los astros me mintiesen.
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Aquí lloviendo

Estoy aquí, aquí lloviendo
acumulada de cajas de cartón
con dibujos y letreros,
jorobándome la poesía por dentro
con el techo de zinc en la cabeza,
con la lengua enredada
y la canción fuera de tono,
con mis alas de papel
pegándose a esta lluvia...
Y me dan en la nariz hechos un trapo
mis ancestros que ahora son ángeles
con ojos empedrados por la catarata de la lluvia,
condenados a la pena de unos bolsillos rotos.
Estoy aquí, aquí lloviendo
con el luto perpetuo por las cosas perdidas;
mis palomas, mis abejas, y mis playas...
abrazándome al fantasma de la lluvia,
gris humante en el cojín acuchillado
de mi espalda. Un maniquí con la cara tapada
hubiera evitado el llanto del borracho que me vio,
hubiera evitado
que la mujer que peina la calle por las noches
buscando sobre los contenes la humedad
lanzara una moneda a la fuente donde lluevo,
pero soy monólogo de lluvia
y estoy aquí, aquí lloviendo.
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No soy yo

Porque el mar se ha quedado
putrefacto en otra orilla,
yo inconforme,
con mis párpados ceñidos al calor y al verde claro
de una isla,
de un fulgor,
estas plumas que han crecido en mí
ya no me bastan.

Lloran también en mí
todas las castas
- la ciudad es de papeles recortados...-
para ser lo que no quiero
en el destierro de mi misma,
en esta calma de mis pies
que acampan en el nido
de otro mar que no me busca.

No soy yo la que miraba
en el cielo, desmembrado
el impudor, la costumbre
no soy yo
la que nadaba dormida, ciertamente
toda el agua
sin errar un solo pie
o un solo brazo en el silencio
que me amaba
hasta saber de memoria mis latidos,
yo sus polvos y sus marcas
en el ruido
con las cuerdas de estos dedos que bordaban
los manteles sin saber de despedidas
ni nostalgias.

Esa voz que ahora me suple
y su sombra indefinida en la dureza de un adiós
luego me canta.
Ha llamado inútilmente,
en secreto a los fantasmas
de la piel que la olvidaron.

Y la máscara,
que a veces me sonríe con una risa empolvada
con una mueca de niña
con unos ojos lejanos
clavados en la playa que fue suya,
en la calma,
que busca los precipicios
para gritar en silencio
con el eco desdoblando
la caricia deseada;
de una ola,
de una huella,
en las agrias baldosas de estos pies
que ayer buscaban
su justo lugar entre las cosas
y hoy desean conciliarse
con sus antiguas pisadas.
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Me niego

He estado a punto
de emblanquecer como los ángeles
cuando el labio con que soplo el talco de los días
borraba la esfera del reloj
cuerpo de pájaros que aún me late.

He estado a punto de salir volando
en el ala lenta de las hojas
que espera una mano sin nombre
llenando crucigramas en la inercia,
sin profanar la mansedumbre
retenida en la blandura de la espalda.

Un rumor de secretos detrás de cada puerta
me lleva por las calles
sobre pies de plegarias
con zapatos de viento conmovido
apagando los pequeños incendios de la tarde...

pero yo me niego
me niego a ser un ángel.
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Llanto por unos zapatos muertos

Estoy llorando en el paño roto de la noche
y mi niñez que ahora no me entiende
reniega de mi llanto.
Estoy inmóvil y desnuda
frente a la oscuridad del viento
encendiendo una vela blanca
al alma de mis viejos zapatos muertos.

Estoy enferma de sueños sin fuentes
contagiada, de esa terrible y blanca pena
de saberme cierta
sin vestidos de ayer en pleno vuelo.

Estoy llorando ahora
por la sombra increíble de mi propia lágrima
por la hoja en blanco sin sonrisa
por la ausencia de todos los discursos
viajando en el tren de tan poca memoria.

Estoy alumbrándome de antiguas lunas
del sucio brillo en aquellas farolas.
Estoy llorando la fijeza del tiempo
posada en el renglón que me aprisiona.
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Las flores del mal

Abre la tarde en el jardín sus postigos de lirios
y una enorme ventana que ambiciona la noche
da paso al murmullo de las rosas,
al canto del grillo, imperturbable,
que reclama ese otro tiempo, cuando su esternón
quedó clavado al grito.

La mano de un fantasma nos convida
al dulzor de la piña envuelta en tul, al beso
de la enredadera de cálamos brotando del enigma,
al silbo de la luna burlona que se mofa del fauno.

La música del bulbo subterráneo se esparce en el jardín
y la lechuza, de voz ronca y redonda, cuchichea
la desnudez del gato que fluctúa en la sombra
como un duende extraviado.

El gélido cuchillo de la noche corta la luna en pedazos,
pone bridas al caballo de su afán que por los siglos,
habrá de cabalgar, la fusta sobre el anca,
blanca alfombra con jirones de luz.

Las sombras van trazando allí un esbozo
-con en ese cartabón de relámpagos verdes
cual cocuyo intranquilo que dibuja la elipse-
simulando el deseo de cegar a los cuervos.

La cigarra, virtuosa reticente, no cesa de zumbar.
Son las flores del mal, son en la noche.
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declaración de amor

amo los vasos borrachos que sonríen
los que beben su champagne en buena hora
los de pisada suave
los de voz olorosa
los vasos asesinos de estocada tan fría

amo los vasos inocentes amo
los vasos nevados de caricias
amo los vasos que contienen
los que pierden la noción
el sueño y la cordura
amo los vasos satisfechos
los vasos que no tiemblan al borde de la duda
los que no sufren cuando no les comprenden
los que se burlan del amor
los que aman todavía

amo esos vasos que saben de miradas
que entienden el dolor
los que distinguen
silentes de locuaces
amo los vasos
aquellos olvidados
amo los vasos vírgenes de angustias
el vaso irreverente, el religioso…

amo la austera desnudez del vaso
al que nadie nunca ha regalado un beso.
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ALGUNOS POEMAS RIMADOS DE MARIA EUGENIA CASEIRO

Marineros

Cuando los barcos y las gaviotas van a la par
cantan los peces
entre la espuma sus barcarolas en gran coral
la mar de veces.
Mas los moluscos viajan despacio; sus tonos graves
suelen tronar.
Mueven los peces alegres colas como las claves
en su sonar.
¿Son invenciones de las mareas, o apariciones
que al descollar
entre madréporas y espongiarios, premoniciones
han de empollar?
Tras las sirenas de suaves hombros y dulces senos
se va el marino;
los espejismos les han ganado: ¡ah, desenfrenos
que causa el vino!

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Romance


Baila la luna; ¡ay, que baile!
baila el sol en armonía.
La noche negra es un fraile;
un carnaval es el día.
De sol y luna el engarce;
en un claro y bruno broche,
el albo día al colarse
se confunde con la noche.
El sol cambia cuatro pasos
con la luna en su bailar,
tejen cabriolas de abrazos
entre querencia y danzar.
La luna está amanecida
con su mantilla y su lazo,
si el sol anochece olvida
aquel “chaleco de raso”.

Los dos tienen mucha prisa
por desnudarse y quererse
la fría luna histrionisa
y el sol calienta al moverse.
Bailan su danza insensatos
-una en noche y otro en día-
taconean sus zapatos
en el cielo de alegría.

De luna y sol el engarce
de oscura y clara ufanía.
La noche bruna al quedarse
se confunde con el día.
Baila el sol; ¡ay, que hermosura!
baila la luna con garbo.
El día es todo de anchura;
la noche: menta y ruibarbo.
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El barranco

Trae sus piedras cuadradas
a morir en una zanja;
el barro es un pozo azul
donde las aguas se estancan:
hambre de barro que traga
piedras cuadradas y lágrimas.
No hay amarantos ni verdes
rodeando el filo del agua
tarde profunda y calada
hasta el colmo de la infancia
que rueda por el barranco
como si la vida entrara
por la grieta del pasado
y descendiera a un abismo
en forma de piedra y lava,
como si el barranco mismo
se perdiera en la cuadrada
terquedad de cal y canto
que cayéndose se clava
entre verde y amaranto
bajo el azul de la zanja.
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Canción de las viejas maderas del barco ^

Las tablas del barco viven
en la zozobra del mar
las tablas del barco vienen
las tablas del barco van
entre puertos y resacas
entre cascajos de sal.
Las tablas del barco saben
del hechizo de los puertos
las tablas del barco sueñan
con las voces de los muertos
apurando las saladas
espumas de los desiertos.

Saben del viento y del sol
del mar y del tiempo saben
las tablas de un barco son
cual experto maderamen
que cata en cada momento
por donde entran o salen
los estampidos del viento.

Cuando un barco no regresa
sus tablas mueren con él
como se pierde el bajel
entre las olas que apresan
sus tablas bajo el nivel
de las aguas que atraviesan
con sentimiento tan fiel.

Las tablas del barco vienen
las tablas del barco van
entre puertos y resacas
entre las olas del mar.
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Anhelo

Quiero tejer con tus versos
una mantilla de plata
y lucirla sobre el cuello
en la fresca madrugada
para sentir en el cuerpo
la caricia de la hilada
hasta que todas sus letras
hagan nido en mi garganta
como si fueran las cuentas
del collar de la esperanza,
y así tenderme en el lecho
abrigada en esa manta
llevando junto a mi pecho
el calor de tus palabras.
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Artejo

Y vi que entre la noche no hay bosquejo
más que el trazo de ausencia en el axioma
dibujado en las aguas del espejo
cual triste perspectiva monocroma.

Como torre sutil que se desploma
el trazo devolviéndose en reflejo
de la mirada que al espejo asoma
sobreviene y golpea su entrecejo.

Pero quizá la noche cual trebejo
perdido en el boceto de una broma,
dibuja extraños trazos, en manejo
que revierte al espejo su carcoma.

Y así pasa la noche en gran maroma;
sin penas y sin glorias, sin festejo,
porque el variorum de su vasto idioma
impide el paso a nexo tan complejo.

Siempre la noche con ese humo añejo
traza el diseño que al espejo doma
graba en sus aguas el fatal consejo
de una lúgubre endecha por saloma.

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Por lunerías (octava real)

No deja de brillar aunque parezca
la luna en su fulgor adormecida.
Bella y sola estará hasta que amanezca;
se irá para volver enaltecida
con su blanco marfil. Cuando oscurezca,
en la noche por ella bendecida
como un ángel guardián en el relente,
suplantará otra vez al sol durmiente.
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Tiempo

El almanaque amarillo
pende de una cuerda floja
el minutero que afloja
la hora de su tornillo
convierte el tiempo en anillo
que le da la vuelta al mundo
sumando a cada segundo;
primavera, invierno, otoño,
verano... como retoño
del cronómetro fecundo.
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Viajero

A Papi


Practicó como siempre una medida:
estudió como nunca esa hechicera
costumbre de quedarse aunque se fuera
presintiendo el pesar de la partida.

No fue miedo a quedarse ni temida
la hora de ausentarse que advirtiera
-gran orfebre que fue de la madera
de aquel sueño de amor tomó la brida-

y en abril veinticinco, de otro año,
del brazo de la amada hasta el peldaño
de esa estancia que llaman "Otra Vida",

sin prendas, ni casaca, ni sombrero,
estrenó el pasaporte del viajero
que dejó en heredad la obra cumplida.
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María Eugenia CaseiroLa Habana, Cuba. Reside en Estados Unidos. Narradora, poeta, ensayista, prologuista, incursiona en la reseña crítica. Ha sido distinguida con premios literarios en ambos géneros: poesía y narrativa, y obtenido reconocimientos especiales, y diplomas por talento artístico y labor en beneficio de la difusión de la cultura. Ha participado como jurado en certámenes literarios de poesía y narrativa. Es miembro colaborador de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE) y de la Academia de la Historia de Cuba en USA, en que ostenta el cargo de Presidenta del Círculo de Amigos de la AHC. Integra la Muestra Permanente de Poesía Siglo XXI de la Asociación Prometeo de Poesía; The Famous Poets Society; FLAC (Foro Internacional para una Cultura y una Literatura por la Paz). Integra el colectivo de trabajo de La Peregrina Magazín (Miami, USA). Colabora activamente con diversidad de publicaciones digitales, y en papel, actividades y programas de su comunidad. Asimismo participa en la divulgación de eventos culturales y difusión de la obra de sus contemporáneos como el Programa Dos Orillas de la antropóloga cubana Dra. Mercedes Cros Sandoval. De próxima publicación, Nueve cuentos para recrear el café (edición bilingüe castellano-francés), saldrá la luz en marzo 2010.

Los créditos de la foto, María Eugenia Caseiro en Zu galeria, son para la fotógrafa cubana Marta Ramos.

miércoles, 10 de febrero de 2010

LIBRO SOLIDARIO DISPONIBLE YA A LA VENTA EN BUBOK

Querid@s amig@s

Me complace anunciar, por fin, el nacimiento en papel del libro solidario para Haití. Estoy muy emocionada, la verdad es que ha sido un trabajo complicado, pero bello. Pueden comprarlo en blanco y negro y en color, al gusto de cada uno, eso sí en color es más caro, hay muchas imágenes. A continuación os dejo el enlace para que podáis acceder al libro.

Quiero agradecer a Antonio Arteaga el maravilloso trabajo que ha realizado en LibroVirtual y en Bubok, es maravilloso. Así mismo quiero agradecer a Ana Prado por su excelente trabajo en el libro sin ella tampoco hubiera sido posible. Y qué decir de Teresa Delgado Duque, una mujer maravillosa que me ha ayudado mucho en el proceso y que además se mueve por Canarias para su difusión, es una mujer mágica. Como no también agradecer a la cuadrilla de correctoras que has corregido los textos, un trabajo delicado y muy agradecido. No me quiero olvidar de los autores, gracias a ellos, este libro tiene corazón, respira, y huele a solidaridad. ¡¡¡¡Os queremos mucho a todos, sois maravillosos!!!! Ahora solo queda darle alas, adelante, máxima difusión.

¡¡¡¡Gracias de corazón!!!! 

SILVIA OCHOA AYENSA

martes, 9 de febrero de 2010

El Viento

Aunque me tengan por necio y empecinado
amo la libertad de mi pensamiento

Sostengo con gran fortuna mi integridad

Me vuelvo hosco o arisco y hasta fantasmagórico

Soy silencio que no requiere mar para naufragios

De tan poco sofisticado amo la sencillez de lo simple

Me abrumo con los pesados decires de altos letrados

Siento el pecho como un niño cuando percibo
las cosas que puede acariciar mi vista

Pongo a dormir la encumbrada doncella de hermoso seno
con la más tierna mirada

Soy un poco casi nada
Paisaje que se recuerda aunque se sienta lejos

LIBRO SOLIDARIO DISPONIBLE YA EN LIBROVIRTUAL

Hoy, 9 de febrero, de 2010 me complace anunciar que, por fin ,se ha estrenado en LibroVirtual el libro solidario para Haití “Letras regaladas para aquellos que quieren soñar”. En el libro han participado más de 100 autores, con: relatos, poemas, cuentos, ilustraciones, fotografías… estamos muy orgullosos de todos vosotros amig@s, un trabajo hermoso. 

Agradecer a Antonio Arteaga fundador de LibroVirtual todo el trabajo que está haciendo, sin él no hubiera sido posible. Este es el primer paso, ahora nos ponemos con bubok para que puedan comprarlo en papel, por ahora se puede descargar en  formato ebook, leer  gratis, y hacer donaciones en LibroVirtual, os dejo la dirección.
Os seguiré informando. Adelante ya podéis pasearos por esta belleza que entre todos hemos creado.

SILVIA OCHOA AYENSA

Las relaciones peligrosas



No es la soledad la mejor compañera para salir de la soledad pero, a veces, sólo por la soledad se deja de estar solo. El barullo siempre es una indelicadeza consigo mismo. La compañía inconveniente es la compañía molesta, aunque no se perciba hasta que no pasa algún tiempo. No importa la edad, ni el sexo, ni la belleza para la conveniencia. La inconveniencia puede provocarse por mil motivos que se resumen en uno: la falta de coherencia personal.

Los habitantes de la casa habían vivido momentos felices, sabedores de la compañía enriquecedora y satisfactoria. Por eso, cuando la coherencia vuelve esporádicamente a sus vidas, saben apreciarla.

Pero no se habla ahora de las compañías convenientes, sino de las inconvenientes, que no suelen en su llegada descubrirse como tales, sino que se declaran por sorpresa, como una revelación, como un grito de fuera que llegase. Luego se manifiestan los misterios y muchas verdades, o todas, aunque la razón reafirme la intuición repentina.

JORGE URRUTIA (España, 1945)

Tomado de "El mar o la impostura" (Visor Libros 2004)
Imágen: www.poemas-del-alma.com/blog/mostrar-poema-26413

lunes, 8 de febrero de 2010

Toco tu boca


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí, para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender, coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca, y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos, el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo de aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

Julio Cortázar ( Argentina, 1914- 1984 )

Texto tomado de "Rayuela"

Foto: http://a-butterfield-lullaby.blogspot.com/

viernes, 5 de febrero de 2010

Encontrándote


COLLAGE ... STELLA ARTEMIS


Es el amor,
la silueta
que se aferra
a mi corazón
desde el deseo
una simple sonrisa
que me llega
cada mañana
desde tu rostro
una palabra,
una caricia,
ese beso
que susurras
en mi espalda
como un poema
que se derrite
desde mi paladar
por el sabor
de tus pasos,
de tu presencia

No hay más
que un toque de manos
para abrir las puertas
a la tarde
y dejar escapar
aquellas mariposas
que aletearán
en tu nombre
para el regreso
del azul al horizonte
porque no estaré ahí
mientras declamas mi nombre
para atraerme a tus caricias,
a tus deseos
a esa sonrisa
que se pega a mi rostro
como tatuaje de sal y vida
como símbolo
de aquellos vitrales
donde tu rostro
es la huella que despierta
justo al centro para dejar pasar
los rayos de sol en diversos colores

Es el amor, la rumba,
el canto que se abre
por esas colinas
para regresar a mis manos
no soy el tiempo,
el dueño de las mariposas
el viejo aniversario
que guía tus pasos
no somos más que un poema
una ansiada caricia
que se filtra desde la eternidad
para romper la monotonía
y llegar a la vida

Acabo de encontrar
tu historia
en ese cuadro,
en esos trazos
que se disuelven
detrás la conciencia
para demostrarme
que somos el misterio,
que somos el amor,
que somos la vida

Acabo de encontrarte
escondida en mi deseo
abrazando mis palabras
susurrando mis deseos

Acabo de entender
que estoy enamorado de ti

(Julio Antonio Rodríguez Santana)

miércoles, 3 de febrero de 2010

Noel Rosa - Feitiço da Vila - Ney Matogrosso

A mi amiga Carmen Rivero Colina con todo mi cariño.

 Celebramos este año el centenario de Noel Rosa compositor y unos de los poetas mayores de la música popular brasilera, nació en diciembre de 1910, en Villa Isabel, barrio de la ciudad de Rio de Janeiro, así como el escritor Machado de Assis. - El Gremio Recreativo "Escola de Samba Unidos de Vila Isabel", promove la fiesta de su cumpleaños en la Avenida Sapucaí, a través de su samba-enredo “Nöel: La presencia del poeta de la Villa”