jueves, 17 de diciembre de 2009

Estas de vuelta.

A Silvita, A Javier con mucho cariño.



Te he visto descalza atravesar la nieve
con tu pelo de fuego arrasar mis ojos
convertida en cometa luna llena
con un brillo sublime sin dueño

Pero era solo un sueño tú navegabas
entre las olas de un frío cielo
con unas manos de acero blanco
dando destellos al vuelo alzando

Y sentí celos y miedo de verte lejos
Dios te besaba y te devolvía
como una estrella en la lejanía
llenos de escarcha tus pies desnudos

Abrí los brazos para buscarte
no venias a solas él te traía
y dibujabas con cierto aire desconocido
una sonrisa que iluminaba mi triste día

Ríos de peces de oro y grana
aves de mil colores desconocidos
eran mis lágrimas que la brisa
convertía en mundos para alegrarte

Soriana, dueña de la palabra vida
pones nochebuenas en la blancura
para dar consuelo a los que aman
por amar Dios: te hizo poema.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Oración de fe.

Padre bendito que moras en los santísimos cielos, yo se´que no soy digno de pedirte algo , pero no lo hago para mi Señor ,si no para tu gloria, y por la salud de mi amiga Silvia Ochoa que esta pasando por momentos muy delicados de salud.También sé Padre que si es tu voluntad poner tu mano milagrosa sobre ella, sanará. Padre, le he pedido a otros hermanos que pidan a ti por ella, Señor donde habemos unos cuantos ahí estas tú, Señor no permitas que nadie vea vanidad en esta oración publica, cuando debe ser en silencio, Más todo el que la lea pedirá a ti de alguna manera, por ella, Padre te lo pido y te lo suplico en el nombre bendito de tu amado hijo JesuCristo, amén.

Amigos que puedan leer esto perdonen mis expresiones y mi fe, como yo respeto las creencias de todos. Yo solo tengo el deseo de que mi amiga , salga bien librada de todo. Gracias por su comprensión , respeto y solidaridad. angel

martes, 15 de diciembre de 2009

El verbo ser


Conozco la desesperación a grandes rasgos. La desesperación no tiene alas, no se sienta necesariamente a una mesa quitada en una terraza, de noche, a la orilla del mar. La desesperación es y no es el retorno de una serie de pequeños hechos como semillas que al caer la noche dejan un surco por otro. No es el musgo sobre una piedra o el vaso de beber. Es un barco plagado de nieve, si queréis, como los pájaros que mueren y su sangre no tiene el más mínimo espesor. Conozco la desesperación a grandes rasgos. Una forma muy pequeña, delimitada por joyas de pelo. Es la desesperación. Un collar de perlas para el que no se sabría encontrar broche y cuya existencia no pende siquiera de un hilo, eso es la desesperación.

Del resto no hablemos. Acabaríamos por desesperarnos si comenzáramos. Yo desespero del tragaluz hacia las cuatro, desespero del abanico hacia las doce, desespero del cigarrillo de los condenados. Conozco la desesperación a grandes rasgos. La desesperación no tiene corazón, la mano permanece siempre ante la desesperación jadeando, ante la desesperación que los espejos jamás nos dicen si ha muerto. Vivo de esa desesperación que me encanta. Me gusta esa mosca azul que vuela por el cielo a la hora en que las estrellas canturrean. Conozco a grandes rasgos la desesperaci6n de los largos y frágiles asombros, la desesperaci6n de la soberbia, la desesperación de la ira. Me levanto todos los días como todo el mundo y extiendo los brazos sobre un papel de flores, no me acuerdo de nada, y siempre descubro con desesperaci6n los bellos árboles desarraigados de la noche. El aire de la habitaci6n es bello como unas baquetas de tambor. Forma un tiempo de tiempo. Conozco la desesperación a grandes rasgos. Es como el viento que me ayuda. ¡Se tendrá idea de semejante desesperación! ¡Fuego! Ah, vendrán otra vez... ¡Socorro! Helos ahí cayendo por la escalera... Y los anuncios de periódico, los letreros luminosos a lo largo del canal. A grandes rasgos la desesperación carece de importancia. Es un incordio de estrellas que de nuevo va a formar un día de menos, es un incordio de días de menos que de nuevo va a formar mi vida.

André Breton ( Francia, 1896 - 1966 )

Versión en español de Manuel Álvarez Ortega

lunes, 14 de diciembre de 2009

Procura de la poesía

No hagas versos sobre acontecimientos.
No hay creación ni muerte ante la poesía.
Frente a ella la vida es un solo estático,
no calienta ni ilumina.
Las afinidades, los aniversarios, los incidentes personales no cuentan.
No hagas poesía con el cuerpo,
ese excelente, completo y confortable cuerpo, tan enemigo de la efusión lírica.
Tu gota de bilis, tu máscara de gozo o de dolor en lo oscuro son indiferentes.
Ni me reveles tus sentimientos,
que se prevalecen del equívoco y tientan el largo viaje.
Lo que piensas o sientes, eso aún no es poesía.

No cantes a tu ciudad, déjala en paz.
El canto no es el movimiento de las máquinas ni el secreto de las casas.
No es la música oída de paso; rumor del mar en las calles junto a la línea de espuma.
El canto no es la naturaleza
ni los hombres en sociedad.
Para él, lluvia y noche, fatiga y esperanza, nada significan.
La poesía (no extraigas poesía de las cosas)
elude sujeto y objeto.

No dramatices, no invoques,
no indagues. No pierdas tiempo en mentir.
No te aborrezcas.
Tu yate de marfil, tu zapato de diamante,
vuestras mazurcas y supersticiones, vuestros esqueletos de familia,
desaparecen en la curva del tiempo, son inservibles.

No recompongas
tu sepultada y melancólica infancia.
No osciles entre el espejo y la
memoria en disipación.
Que se disipó, no era poesía.
Que se partió, cristal no era.

Penetra sordamente en el reino de las palabras.
Allá están los poemas que esperan ser escritos.
Están paralizados, mas no hay desesperación,
hay calma y frescura en la superficie intacta.
Helos allí solos y mudos, en estado de diccionario.
Convive con tus poemas, antes de escribirlos.
Ten paciencia, si oscuros. Calma, si te provocan.

Espera que cada uno se realice y consuma
con su poder de palabra
y su poder de silencio.
No fuerces al poema a desprenderse del limbo.
No recojas en el suelo el poema que se perdió.
No adules al poema. Acéptalo
como él aceptará su forma definitiva y concretada
en el espacio.

Acércate y contempla las palabras.
Cada una
tiene mil fases secretas sobre la neutra faz
y te pregunta, sin interés por la respuesta,
pobre o terrible, que le des:
¿Trajiste la llave?

Repara:
yermas de melodía y de concepto,
ellas se refugian en la noche, las palabras.
Aún húmedas e impregnadas de sueño
rolan en un río difícil y se transforman en desprecio.


Carlos Drummond de Andrade. Versión al español de Manuel Graña Etcheverry

miércoles, 9 de diciembre de 2009

El pueblo que no cerraba las puertas

El pueblo que no cerraba las puertas.

En aquel pueblo no existían las enfrmedades. Sus habitantes tardaban en envejecer y recién se morían después de los cien años. Esto se debía a que nunca cerraban las puertas. Se decía que las almas de los antiguos guerreros rondaban por las calles llevando salud y bienestar a todas las casas. Otro comentario era que vivían en un bosque situado e las montañas que había detrás y cada tanto bajaban a la costa a tomar agua del río.
La historia se inició hace varios siglos. Cuando los cinco guerreros que gobernaban ese territorio lograron acabar con las pandillas que llegaban por las noches y saqueaban casas, incendiaban campos, secuestraban mujres y niños.
Desde ese instante se estableció el orden y quedó conformado el pueblo. Se le dió nombre y moneda propia. También fueron elegidas nuevas autoridades. A las contsrucciones e madera y barro que había se las reemplazó por otras de piedra.
Poco tiempo despues los guerreros murieron y fueron enterrados en el bosque. Sobre sus tumbas al otro día aparecieron cinco brazos en alto con sus espadas apuntando al cielo. También se descubrieron casos de abuelos que de repente se sentían mas jóvenes, ciegos que recuperaban la vista, etc. Nadie sabía que ocurría. Había rumores de que esos guerreros no eran del todo humanos. Que eran semidioses que nunca se iban. Que de alguna manera seguían estando allí para hacer el bien. Lo que dió origen a la tradición de la puerta. Incluso muchos los recibían con sus casas perfumadas o llenas de flores.
Durante siglos ese pueblo se mantuvo siempre del mismo modo. Pero ahora empezaba a cambiar.
Sus calles fueron asfaltadas. En sus playas se construyeron algunos balnearios. Si bien la mayoría de los habitantes seguía sin cerrar las puertas había muchos que ignoraban ese ritual. Principalmente los mas nuevos. Lo que marcaba una clara diferencia en cuanto a la salud de ambos. Tampoco faltaban aquellos que como forma de rebeldía les ponían traba o candado.
Mas tarde todo seguía modificándose. Por el río navegaban enormes barcos. En los barrios céntricos se levantaron decenas de rascacielos. Una amplia parte del bosque fué desmontada para hacer clubes y barrios privados. La cantidad de personas que dejaban sus casas abiertas se redujo a casi la mitad. Ya no había diferencias entre unos y otros. Muy pocas superaban los cien años y algunas contraían asma o diabetes. Ademas los robos o asaltos que a veces se producían dificultaban aún mas esas prácticas.
Cierto día la situación se invirtió. Los pocos que seguían sin cerrar las puertas morían antes y tenían peor calidad de vida que el resto. Mientras tanto los líquidos cloacales y desechos de las fábricas hacían que el río estuviese cada vez mas contaminado. En lo que quedaba del bosque se edificaron hoteles y salas de juego.
Al poco tiempo ya nadie le llevaba el apunte a la tradición de la puerta. Lo que no impedía que las enfermedades siguieran multiplicándose o que la esperanza de vida se redujera a treinta años. A esto ahora se le sumaban los bebés que nacían con un solo ojo, sin piernas o con piel de reptil.
Una mañana se presentó e forma extraña. Las horas pasaban sin que el cielo aclare. En las nubes por momentos aparecían reflejadas imágenes de los antiguos guerreros. Al rato una serie de truenos y rayos color rojo dieron paso a una torrencial lluvia acompañada de enfurecidos vientos que derribaban techos y árboles, producían olas gigantes. Todos corrían desesperados. Jamás habían visto algo así.
Mas tarde una risa macabra se escuchó desde distintas partes. La cual fué seguida de un terremoto que sepultó a todos los habitantes de ese pueblo.

martes, 1 de diciembre de 2009

Merecías.

Merecías que alguien te odiara
resultado de amar sin freno
sin dejar sangre en las venas
Pero te han amado tanto
que odiarte es cobardía
es asumir culpas
por no saber amarte.