martes, 17 de agosto de 2010

Omar y Monica

Omar y Mónica.

Omar y Mónica se conocieron hace cincuenta años. Fue en un corso de la Avenida de Mayo. Ella había ido con sus padres, una hermana y una prima. A la vez que él lo hizo junto a unos amigos. Desde entonces no dejaron de verse. Iban al cine, a bailar o compartían tardes de mate en la Costanera.
Luego se casaron y se fueron a vivir juntosal barrio de Flores. Omar se recibió de odontólogo, mientras que Mónica se dedicó siempre a las tareas de la casa. Mas tarde tuvieron dos hijos. Los cuales con el paso del tiempo crecieron y se independizaron hasta marcharse del hogar.
Actualmente estaban jubilados. Omar de vez en cuando mataba el tiempo ayudando a atender el kiosco que tenía Sergio, el mayor de sus hijos. A la vez que Mónica generalmente iba a la casa de Javier, su otro hijo, donde se quedaba horas entras tomando café con la esposa de este mientras jugaba con su nieta.
Tambien concurrían a un club que quedaba a pocas cuadras. Allí hablaban con gente de su misma edad, jugaban al dominó, a las cartas o compartían salidas.
En su casa estaban siempre solos. A exepción de las veces que venían sus hijos a visitarlos. Miraban películas sentados uno al lado del otro en un sillón que tenían en el living, tomaban mate mientras escuchaban la radio o iban a hacer las compras agarrados de la mano. Tampoco faltaban los Domingos en los que se pasaban horas enteras mirando fotos y recordando viejas épocas. Como el viaje que hicieron de luna de miel a Mendoza, su viejo Fiat 128 o el verano que fueron a Mar del Plata junto a una pareja amiga. Donde con la plata que habían ganado en el casino decidieron quedarse una semana mas.
Se levantaban y acostaban los dos a la misma hora. Antes de apagar la luz de la pieza casi siempre se daban un beso. Ademas de decirse que se querían y que no podían vivir el uno sin el otro.
Un día Omar se desmayó. Había sufrido un derrame cerebral, lo que hizo que lo internaran. Durante ese tiempo Mónica no paraba de llorar. Pensaba todo el tiempo en su marido, en que se recupere pronto. Sus hijos la llevaban a visitarlo pero no tenía sentido. Este estaba quieto, con los ojos cerrados y lleno de cables.
A las pocas semanas Omar murió. Su esposa apenas se enteró sufrió un infarto que le puso fin a su vida.
Con el paso de los años en el pequeño jardin que tenían en el fondo de su casa crecieron dos árboles. Estos a veces emitían un extraño sonido, como si se estarían comunicando. Y por las noches ambos se inclinaban hasta lograr que sus ramas se terminaran rozando.

3 comentarios:

Meulen dijo...

LO QUE PUEDE LA FUERZA DEL AMOR...

ME ENCANTO ESTE RELATO

Meulen dijo...

HAY seres que nacen el uno para el otro, o ambos son la proyección del otro y lo he visto en mi familia ,cuando uno se fue primero el otro partió detrás...
y creo siguen caminando juntos de la mano...

un abrazo!

Gustavo dijo...

Hola Meulen que tal. Gracias por pasar. Si. Onda que hay gente que se casa y se separa al año siguiente y hay otra que se ama para toda la vida. Incluso despues quien sabe? Como podremos saber si despues que nos vayamos de este mundo no volveremos a renacer con forma de animales, arboles, peces, etc? Porque no se. Quiza todo vaya rotando. Solo lo podremos saber cuando partiremos de este mundo jaja.
Te mando un abrazo y ojala termines bien la semana. Y fuerza a los mineros! A no bajar los brazos. Chau