domingo, 31 de octubre de 2010

La carrera

La carrera.

Una vez se pusieron a jugar una carrera un caballo y una tortuga. Alrededor de la pista, que era un largo camino de tierra de aproximadamente cincuenta kilómetros, había una enorme cantidad de gente mirando la competencia y filmando.
Por supuesto que todos hinchaban por el caballo. Era el mas grande, el mas veloz. A nadie se le ocurría que la tortuga pudiera llegar a ganar la carrera.
Y así fue como apenas sonó el silbato de largada el caballo ya le llevaba una ventaja de alrededor de cien metros. Después se fue alejando hasta que la perdió de vista. A cada paso que daba la gente no paraba de darle palabras de aliento.
Una vez que llegó a la meta fue recibido con todos los honores. Las personas lo abrazaban, se le subían encima, había varios que se sacaban fotos a su lado. Hasta le colocaron un collar lleno de laureles.
De a poco, como pasaba el tiempo y la tortuga aún no aparecía, la multitud presente se fue cansando de esperarla hasta abandonar por completo el lugar. Ya se había hecho de noche. Y ese sitio no tenía buena iluminación. Solo un farol en el sector de la largada y otro en el de la llegada.
La tortuga recién pudo alcanzar la meta durante la tarde del día siguiente sin que nadie fuese a recibirla. Pero mientras el caballo fue el mas rápido, el mas aplaudido y el que ganó claramente la competencia la tortuga pudo darse el gusto de sentir y disfrutar de cada cosa que ocurría a lo largo del trayecto. La suave brisa que acariciaba su piel, el aroma de algunos jazmines que iba cruzando, el canto de los pájaros que la acompañaron casi todo el tiempo, una brillante luna llena que dibujaba un maravilloso cielo estrellado, la magia que tiene el sol asomándose en el horizonte, etc. Tambien aprovechaba y se refrescaba cada tanto en un arroyo que había a algunos metros al lado del camino, paraba a comer cuando tenía hambre o se tiraba bajo un árbol a dormir la siesta sin que nadie la molestara.

2 comentarios:

Meulen dijo...

Las fábulas siempre nos entregan enseñanza
que por mucho
a veces no aplicamos a nuestra vida
por mas que las tengamos muy de presente...

bien dicho es que siempre del error se aprende...claro a veces!

claro que aquí la que aprendió de verdad fue la tortuga...a veces andar rápido nos pierde de las cosas maravillosas de la vida

saludos!

Gustavo dijo...

Hola Meulen que tal tanto tiempo. Hace un monton que no entraba a este blog, hoy pase de casualidad y me encontre con tu comentario.
Y si. Lo que pasa es que a veces medio como que nos apresuramos demasiado para todo, corremos y no disfrutamos al maximo de las cosas. Quien escribio esta fabula incluido jaja.
Te mando un abrazo y espero que tengas un buen comienzo de año. Chau