Ahora recuerdo uno, antes recordaba otro.
Día vendrá en que ninguno será recordado.
Entonces en el mismo olvido se fundirán.
Una vez más la carne unida, y las bodas
cumpliéndose en sí mismas, como ayer y siempre.
Pues eterno es el amor que une y separa, y eterno
el fin
(ya comenzara , antes de ser), y somos eternos,
frágiles, nebulosos, tartamudos, frustrados:
eternos.
Y el olvido todavía es memoria, y lagunas de
sueño
cierran en su negrura lo que amamos y fuimos
un día,
o nunca fuimos y que con todo arde en nosotros
a la manera de la llama que duerme en la leña
apilada en el galpón.
Carlos Drummond de Andrade
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