La historia enseña que el origen del volantín se debe a un general chino de nombre Han Sin, en el año 200 antes de Cristo, y su difusión fue tan popular en oriente que el calendario chino le dedicó el noveno mes del año.
En Europa, la cometa ya era conocida en el siglo XVII,.
Según algunos historiadores, sus primeras apariciones en Chile fueron a fines del siglo XVII durante la colonia, cuando jóvenes sacerdotes misioneros, principalmente monjes benedictinos, competían entre ellos como con otras congregaciones. Era esa la época en que reinaban los famosos "pavos", llamados también"jotes", que alcanzaban dimensiones de cuatro a cinco metros por lado y que necesariamente debían ser sujetados por varios hombres. Se afirma que don Ambrosio OHiggins fue un cultor destacado de este juego, lo que indiscutiblemente ayudó a ampliar su difusión.
Pero la afición provocaba muchos alborotos y debido a las reyertas que producían en su ejecución, fueron dictados mandos que normaron el juego. Tal es el caso del bando dictado por el gobernador don Luis Muñoz de Guzmán, en 1796, que ordenaba que no se podían encumbrar volantines "dentro de la traza general de la ciudad", pudiendo hacerse, sin embargo, en cañadas y orillas del río donde la espaciosidad permite el libre uso, sin el menor riesgo de esta diversión.
Los volantines provocaban daños en las techumbres de las viviendas. Esta medida se tomó debido a los accidentes y heridas que sufrían los transeúntes cuando un volantín echaba abajo una teja.
Se dice que en los predios de la cañada alta, a menudo encumbrando volantines los presidentes, desde Manuel Bulnes a José Manuel Balmaceda, quienes participaron inaugurando los concursos de volantines.
Este juego tradicional chileno incluso se transformó en motivo de apuestas y peleas. Era una pasión popular que encantaba a toda la sociedad.
Famosos eran los "chupetes", volantines sin cola. En escala menor estaban la "ñecla", "la cucurucha", el "chonchón" y la "cambucha" que eran o siguen siendo los hijos pobres del volantín.
A través del tiempo el interés por los volantines ha disminuido, en relación con los cientos de cultores que tenia en el pasado. Pero aun así logra mantener su especial y tradicional encanto.
Para encumbrar el volantín hay varias medidas que se deben considerar , pero sin duda la más relevante es la prohibición de usar el "hilo curado"(mezcla de vidrio molido con cola que se preparaba para pasar el hilo del volantín en competencia y que hasta ha provocado la muerte de personas)
Parte de la información se obtuvo desde
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