lunes, 28 de septiembre de 2009

Tres poemas (inéditos) de Margarita García Alonso




Le blanc souci

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« Le blanc souci de notre toile ».
----Mallarmé.

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La blanca tela anuncia nieve en mis manos.
El trazado llega a la bisabuela.
Golpeo el lino que cubre y quiebra
en presencia de un secuestro.
¿Quién decide esconderse en la tinta y nombrar?
¿Quién eludió el retrato y onduló mis cabellos,
¿Cuántos pigmentos rayaron mis ojos?
¿El mundo de ahora estaba hecho en el sueño de
mi primera mujer sin nombre, la viciosa maga
que ordenaba telas con crujido de almidón?
¿Sabía leer o me dejó la oscuridad?
¿Sabía elaborar pociones, desvanecerse en el sexo?
¿Fue comprendida su caligrafía entre carruajes y cegueras?
¿Aún queda la gracia del gesto, la ironía, el encantamiento?
¿El amante perverso dejó nombre?
¿Qué sutileza en los ovarios, qué pereza y semejanza al bulbo la preñó?
¿Obtuvieron causa, hubo rondas, destilaron vinos?
¿Qué llena el ánfora de mi pecho que la siente
incomprendida y yo portadora de ir más lejos?
¿Hubo esterilidad, suicidios, hundimientos?
Alguien debe ser la causa de mis genes mal puestos.
El himen de mi madre fue arrasado bajo el murmullo de comadrillas.
¿Es qué sangró por todas?
Mi abuela fue al norte tomando la mano de Gerardo Sabas,
el querubín de la lecha fresca.
¿Por qué solo fueron setenta años de encuentro?
¿Qué leyó en la Torá el día de mi nacimiento?
Mi hija delicia con la uña, hinca mi ignorancia,
de sucesivas sé que es grave la tripa,
¿quién nos dejó escondites en las entrañas?
¿Quién me ha marcado este amor complejo, estos desalientos?
Me encuentro impaciente de nominar culpables.
He sido penetrada por sucesivas enredaderas,
anduve sola traduciéndolas, traduciéndome
a una lengua extraña, incesantemente en dudas,
vaciando palabras, contando letras.
En mi cábala enloquezco de este salto que me arroja secretos.
¿Cómo confesar que fui fractura,
exiliada oscura en la noche de Europa?
Mujer unida a muertas fugaces, mujer alimento
de aves de paso y amé por ellas, amé en variantes
e incesantes pérdidas a un sólo hombre.
He llegado al contorno de mi sombra, mi perfil
se desbarata con la edad y el triste ademan de la pluma que cae.
Devoro el índice, la luz talla el orificio que fluye hacia la nada
de eso que fueron hechas y yo carezco.

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Huidas

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“No me he hecho, me han hecho”.

Goethe

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Huí de lo que representaba esfuerzo y sobre todo de esa ventana
donde vi pasar a Madame Bovary, al perro, al descendiente de vikingo
con el pelo rojizo en las axilas.
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Huí del oleo que da látigos a mi vientre,
envenena las manos y salta a los muebles,
se enmaraña en mi pelo como una legión de enemigos.
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Huí del aguarrás que come iris, vista, desvelo.

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Huí de la cola de conejo que seca, mata, e impone
esta imagen de drogada que deambula
hasta el estante de cigarrillos negros.
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Huí de la palabra que doma,
del frasco en que piensa la gente,
del murmullo que desmiembra si mi nombre no parece
en la sección de conocidos locales,
autorizados o negados poetas que chocan dientes
en el interior de pequeños embases donde depositan la herencia.
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Huí del campo donde jamás asenté cabeza
en noche silenciosa, sin grillo, luna,
huí de donde perdí el gusto por la charla,
enfondada en botas de cuero rústico, enlodadas
por la marcha en el bosque, vi el reflejo
de todo lo que vendrá al humano.
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Huí del barranco en el que solía ser Mer de la Manche
sin interesarme el último estreno.
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Huí de mi apego a rumiar pasiones despiadadas,
huí de mi madre que cuenta el pulso,
desde la sombra me retiene en muchacha.
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Huí de mi hija, huí pavorosa arrastrando el mantel,
la alivié de mi inútil presencia con mi
carreta desvencijada por los viajes que no puedo hacer
a cierta isla, y los largos inviernos.
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Huí de las cajas repletas de cartas,
veinte años de exilio en sobres amarillos,
sellos de mariposas de un país que encierra
al Hombre en un friso que nunca acaba.
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Huí del indolente, del acuchillador
con la herida redonda del ombligo
la tripa colgando, enredándose en los caminos.
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Huí del pasajero incierto que toma vino
en la despedida aclaré que no hago promesas.
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Huí de mí que era la muerte y la escasez
de recursos.
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No existe aún una sola razón para quedarme.





Eje de cuentos




Cuando te fuiste al chalé de la montaña con cuatro turbios desconocidos
a fumar todo el fin de semana , mi vientre engendraba
un feto que temía.

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Recuerdo que la angustia nublaba las calles
y me preguntaban direcciones y yo entregaba,
atrozmente entregaba lo último que recuerdo estando viva.

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Hubiese podido quedarme si no fuera por mi frágil
corpulencia y esa antigua seducción hacia el desastre.
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Heme de regreso al hueco de la aguja,
cabeza de alfiler donde las brumas queman,
los mediodías son plomizos lamentos
las tardes deshacen el mundo,
la anoche aterra.


MARGARITA GARCÍA ALONSO: Matanzas, Cuba. Reside desde 1992 en Francia. Licenciada en periodismo de la Universidad de la Habana. Miembro de la Organización Internacional de Cyber Periodistas. Poeta, periodista, pintora, grafista e ilustradora. Ha publicado los poemarios Sustos de muchacha, Ediciones Vigía, y Cuaderno del Moro, en la Editora Letras Cubanas. Premios en diversos concursos literarios. Laureada en la Taberna de poetas francesa, y publicada por Yvelinesédition, en marzo 2006. En el 2005 ilustró el libro de teatro A ciegas, de Laura Ruiz; y el poemario Nouvelles de Dan Leuteneger, Collection Emeutes. Numerosas exposiciones y premios de pintura en Francia, Polonia, España, Colombia. Traducción del libro Justo un poco de amor, de la poetisa Florence Isacc; y la portada de la antología de poesía Letras en la piel, Ediciones mis escritos, Argentina, entre otros.


Tomado de la página amiga http://www.eforyatocha.com/2009/09/margarita-garcia-alonso-poemas.html

4 comentarios:

Margarita Garcia Alonso dijo...

Gracias Carmen, hoy me he sentido muy querida por tantos amigos y es muy lindo este linkeo, muy agradecida, abrazos

Angel Collado Ruíz dijo...

Margarita, deje una pequeña nota en el blog de efory
Tus poemas son bellos y me ayudan mucho, te felicito, Cuidate un abrazo. Angel

Carmen Rivero Colina dijo...

Marga, por supuesto que te queremos, te lo dije hace mucho...
Miles de besos

Anónimo dijo...

Felicidades por los poemas, son maravillosos. La verdad es que viendo estos poemas me quedo chiquita, como metida en una burbuja. Voy a aprender mucho con ellos, te queremos por esta casa Chiquitacubana,tienes mucho talento.